He leído una noticia que me hace mucha ilusión. La responsable del diseño de varios vehículos de Renault, Agneta Dahlgren ha sido nombrada mujer del año 2016 por una organización independiente.
Hace años, en un mundo mucho más machista se hubiera dicho con sorpresa que una mujer formaba parte del equipo de diseño, como si fuera algo raro sin dar su nombre ni su cargo. Afortunadamente en la actualidad no solo forma parte sino que es la jefa. El futuro de la tecnología es muy prometedor porque las mujeres están a la cabeza tanto de equipos de diseño, como de marketing, como de equipos de pruebas en laboratorio y en circuitos a los mandos de prototipos y vehículos de competición que sirven a las marcas para poner a prueba nuevos desarrollos.
La industria reconoce el talento de la mujer. Ya es parte de la normalidad la integración total de las mujeres con talento en la ingeniería de la industria del automóvil. El matiz cálido de la belleza, la sensibilidad, el buen gusto siempre ha estado presente en el mundo de la automoción pero más si cabe en estas circunstancias conseguiremos disfrutar de la conducción gracias en muchos casos a un certero toque femenino, felizmente ya la normalidad en la industria.
Aprovechando esta noticia, vengo en reivindicar el mismo trato para el lado femenino de los coches que voy a adjudicar al vehículo eléctrico. Siempre se ha dicho que la mujer es más inteligente que el hombre, pues el hombre primitivo estaba programado genéticamente para conseguir alimento y la mujer para perpetuar la especie y educar al hombre para que no se lo comieran los dinosaurios. He sido muy simplista y espero que nadie se ofenda.
En el mundo de los coches. El hombre, el bruto coche tradicional, se nutre de los fósiles de los dinosaurios a los que fiel a su programación se esmera por no dejar descansar ni después de muertos para moverse mientras que la evolución perfecta que encarna el lado femenino será entonces la movilidad eléctrica que se nutre de la magia elegante de la eficiencia, el silencio y la ausencia de malos olores con igual o mejor resultado. Es decir que sirve para transportarnos igualmente.
Podemos avanzar también en el mundo de la difusión de los vehículos eléctricos. Ahora discriminados se celebra como algo pintoresco que sean uno más. En catálogo nombrados en genérico en sección a parte como si fueran algo raro que ha venido del espacio exterior. "Nuestra empresa este año ha fabricado... el modelo tal, el modelo cual cuyo nombre habla por sí mismo y vehículos eléctricos..." que por nombrarlo de esa forma somos más ecologistas, más modernos que los demás y quedamos bien mientras nuestros vendedores siguen vendiendo chimeneas rodantes a nuestros clientes siempre que puedan evitar la venta de esos coches tan eficientes con un retorno tan dudoso en los posteriores mantenimientos.
Es hora de ser valientes, no discriminar al futuro que ya es un presente, defender la igualdad de los vehículos que teniendo las mismas posibilidades (tienen ruedas y nos llevan a donde queramos ir...) se demuestran mejores para la sociedad pues es innegable que no tienen un tubo de escape soltando vaya usted a saber que... Pero sabiendo que todavía mucha gente no está preparada para la revolución imparable. Por favor, un ruego. Cuando enumere los vehículos que usted fabrica no trate a los eléctricos como algo exótico.
Diga sin miedo el modelo, que la gente es muy lista y sabe buscar la información del coche que le gusta cuando lo ve en la tele y ya será el usuario el que decida libremente si contamina más o menos. Y ya si cuando vamos al concesionario nos lo intenta vender como uno más... pues mejor que mejor.