En 1909 no existía la app de Electromaps ni nada similar para encontrar los puntos de recarga. Pero sí existía un librito que se entregaba a cada usuario de un coche eléctrico con la ubicación de todos los postes de recarga en la localidad y sus alrededores. ¡Y había bastantes! Como demuestra este documento de 1909, el usuario de un coche eléctrico no tuvo ningún problema en recorrer toda la zona de Nueva York y encontrar donde repostar. ¡Que tardaba un poco más tiempo que hoy! Si, seguramente, pero cerca de donde el recargaba siempre había alguna cafetería o bar para refrescarse o pasar un rato.
La mayoría de estos postes de carga fueron gestionados por la empresa de Thomas Alba Edison, el artifice americano del coche eléctrico. Y no hemos encontrado quejas de los usuarios, con lo que creemos que todos los postes funcionaron a la perfección.