La peculiar carrocería Hansom fue ideada por el arquitecto británico Joseph Aloysius Hansom en 1834. En un carruaje tirado por caballos el conductor tomaba las riendas desde el asiento en la parte posterior a la altura del techo. La cabina abierta o cerrada de los pasajeros se ubicaba entre dos grandes ruedas laterales. La idea cuajó ya en los carruajes; años más tarde fue utilizada también en los vehículos eléctricos, principalmente en los taxis. Se conocia tanto en Inglaterra como Francia y llegó hasta los Estados Unidos y Rusia.
Socialmente era una solución por lo menos sorprendente: el pasajero no podía ver lo que hacía el conductor ni prever sus maniobras, pero contaba con un habitáculo cómodo e intimo, a veces con cortinas para proteger el espacio de las miradas del exterior. Subir al habitáculo era sumamente cómodo para los pasajeros, al igual que acomodarse en el mullido sofá que ofrecía. Más dificil lo tenía el conductor, que debía subir a su trono a casi dos metros de altura. Una vez tomando asiento, encontraba delante de él un volante plano, ocasionalmente también dos, o un tipo de barra, que transmitía el movimiento hacía las ruedas delanteras a través de un complejo sistema de ruedas dentadas. El trabajo del conductor no era nada fácil, ya que en la mayoría de las versiones su asiento no tenía ni respaldo, pero disfrutaba de una excelente visibilidad al situarse por encima de todos los demás vehículos en circulación.
Fotos:
01: Un Jeantaud Taxi en París de 1898, foto Archivo Manz
02: Columbia Extension-Front Brougham de 1905, foto Archivo Manz
03: Morris-Salom Electrobat versión Hansom de 1897, foto Archivo Manz
27 Noviembre 2018
Con el conductor por detrás, el Hansom eléctrico
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