El probablemente único superviviente de un singular coche eléctrico francés de 1941, el Pierre Faure, ha sido subastado recientemente en el salón Retromobile de París. El vehículo, que se encuentra en bastante mal estado, - pero según todas las informaciones está completo- , alcanzó un precio inesperado; el martillo cayó cuando se ofrecía 49.880 € para este vehículo. Una gran sorpresa no solo para todos los entusiastas de la electromovilidad y su larga historia, sino también para todos los coleccionistas de vehículos antiguos.
Detrás de esta singular adquisición está un coleccionista ruso, que ya había apostado muy fuerte por algunos microcoches de la famosa colección americana de Bruce Weiner, ofreciendo precios fuera de lo esperado para quedarse con un importante lote de la completa colección del americano.
Queda claro que actualmente Rusia tiene un gran potencial en la compra de cualquier objeto de valor de los países occidentales, esperemos que sus coleccionistas no se queden con todas las joyas que pueda haber. Ya más que un millonario ruso se ha quedado con algún que otro fabricante occidental de automóviles de renombre, como podría ser TVR, pero sin ser capaz de continuar con la producción de sus automóviles.
El biplazas eléctrico Pierre Faure fue muy conocido en aquellos años durante la Segunda Guerra Mundial, cuando todo escaseaba, no solo por sus atractivas líneas bastante aerodinámicas, sino sobre todo porque Pierre Faure, su inventor y constructor, sabía anunciarse. Hay bastantes recortes de prensa e imágenes de la época de este vehículo, a pesar de que no parecen haberse construidas muchas unidades. Pero la prensa hablaba del modelo.
La carrocería monocuerpo parece la silueta de un avión, con las líneas que se estrechan hacia atrás. De hecho el eje delantero es mucho más ancho que el trasero, al estilo de la Isetta italiana, posterior a este invento. La vía de solo 48 cm hace innecesario un diferencial en la parte trasera. Los seis acumuladores de plomo se ubicaban en la parte delantera, directamente delante del conductor, lo que daba un peso bastante exagerado sobre el eje delantero. El vehículo de solo 3,10 metros de largo circulaba a una velocidad tope de 40 km/h y tenía una autonomía de unos 75 kilómetros. Su peso total rondaba los 550 kg, y su precio se situaba por debajo de los 20.000 FF. La potencia del motor eléctrico fue directamente trasmitida a las ruedas delanteras contando con solo dos intensidades diferentes para una marcha lenta y otra rápida.
Foto cortesia Classic Lane