Los Porsche son considerados excelentes vehículos deportivos. Pero la historia de la compañía se remonta a un periodo muy anterior: en 1898, Ferdinand Porsche presentó el coche eléctrico Egger-Lohner C.2 Phaeton, el primer diseño mundial de Porsche. Después de 116 años, el vehículo original sin restaurar ha sido recuperado y traído para enriquecer la colección del Museo Porsche, una verdadera joya técnica e histórica.
Han pasado cinco años desde que, en enero de 2009, se abrió el Museo Porsche que con la incorporación de este diseño ve reorientada su exposición permanente. Junto a la reestructuración del esquema para el área dedicada a la historia del producto y la competición, el Egger-Lohner forma ahora una pieza central utilizada para introducir a los visitantes a la primera parte de la exposición, el "prólogo". El innovador concepto de este vehículo hace de puente entre el pasado y los desarrollos actuales.
El Egger-Lohner fue uno de los primeros vehículos matriculados en Austria y apareció por las calles de Viena a mediados de 1898. Ludwig Lohner había buscado sin éxito un motor de gasolina para los carruajes que fabricaba su padre Jakob, por lo que optó por motores eléctricos que prometían un mejor resultado. Encargó a la empresa Béla Egger (antecedente de Brown Boveri) la construcción del motor, que fue instalado en 1897 en el primer vehículo Lohner. En la prueba de este primer modelo participaba un joven empleado de Béla Egger, Ferdinand Porsche.
Fascinado por todo referente a la electricidad, el joven Porsche podía arreglar todos los problemas iniciales de este automóvil, pero también vio sus fallos, ya que se optó por una dirección en las ruedas traseras y la tracción a las ruedas delanteros. Un año más tarde, y con la gran ayuda de Porsche, se presentó el segundo modelo, ya con ruedas delanteras directrices y traseras motrices. Porsche hizo un enorme trabajo en el desarrollo de este vehículo y grabó el código "P1" (correspondiente a Porsche y al número 1) en algunos de los componentes principales, dando así el nombre extraoficial al vehículo.
El compacto módulo eléctrico, que pesaba sólo 130 kilos, ofrecía una potencia de 3 CV, pero permitía sin problemas sobrecargas parciales para llegar a los 5 CV, lo que permitía alcanzar los 35 km/h. Cuando se conducía de esta forma, la velocidad del coche se regulaba a través de 12 controladores. La autonomía total de este automóvil podía extenderse hasta los 80 kilómetros. Otra innovación más fue la carrocería intercambiable del coche, que permitía tener una para el verano y otra para el invierno.
La primera prueba práctica aguardaba al modelo en septiembre de 1899, con motivo de la 1ª Exposición Internacional de Vehículos de Motor celebrada en Berlín. 19 fabricantes de vehículos eléctricos presentaron 34 modelos diferentes, pero solo seis fabricantes con ocho modelos se presentaron a una carrera para probar el rendimiento de sus vehículos eléctricos sobre una distancia de 40 kilómetros. La ruta exigía una gran habilidad por parte de los participantes, quienes debían afrontar fuertes pendientes, unos cuantos kilómetros a velocidad tope y un control de consumo. Además se valoraba la estética y sobre todo la practicidad de uso.
Con tres pasajeros a bordo, Ferdinand Porsche condujo su "P1" hasta la línea de meta y sacó una ventaja de 18 minutos al siguiente competidor. Más de la mitad de los participantes no llegaron al final por problemas técnicos. Ferdinand Porsche también se colocó al frente en la prueba de eficiencia, ya que el Egger-Lohner tuvo el consumo de energía más bajo en tráfico urbano.
Aún no contento con las prestaciones. Ferdinand Porsche desarrolló su gran invento, los motores eléctricos en los bujes de las ruedas, y encontró en Lohner una persona totalmente dispuesta a ayudar en el desarrollo de estos tipos de vehículos eléctricos.