Cuando BMW creó su división i en 2011 para preparar coches eléctricos y presentó en 2013 su modelo eléctrico i3 y el eléctrico con range extender i8 (extendedor de autonomía), el tema de los vehículos eléctricos no fue nada nuevo para los bávaros. Ya años antes tenían la intensión de producir un coche eléctrico compacto para la ciudad y otro modelo ligeramente más grande para la exportación a los Estados Unidos, los E1 y E2.
Las actividades de BMW en el campo de la electromovilidad tienen sus orígenes en los dos BMW 1600 “electrificados” de 1972 que participaron en los Juegos Olímpicos de Múnich, acompañando a los atletas de maratón. Más tarde trabajaron con las baterías de sodio-azufre de la entonces BBC, la que mejores rendimientos prometía, y con sendos modelos 325iX con tracción delantera para realizar bastantes pruebas. Pero fue en 1991 cuando la marca sorprendió en el Salón de Fráncfort (IAA) con la presentación de un coche eléctrico totalmente nuevo, y sin parangón en la producción de sus modelos convencionales. O sea, el primer coche eléctrico de BMW especialmente concebido para esta finalidad. Y según los responsables el antecedente de lo que podría ser en el futuro un BMW eléctrico fabricado en serie.
El E1 de 1991, la primera versión, era un 2+2 de 3,40 metros de largo, con un chasis de aluminio y carrocería de un plástico reciclable, en todos sus aspectos diseñado como un coche 100% eléctrico, y por lo tanto tan diferente a los coches convencionales transformados. Detrás del asiento trasero se ubicaba la batería de sodio-azufre con sus dimensiones de 86 x 47 x 34 cm (largo-ancho-alto) que, por su peculiar sistema de precisar siempre una temperatura por encima de los 300 grados Celsius, no solo precisaba de una envoltura protectora de materiales especiales, sino también de un calentador integrado. Con su potencia de 120 voltios alimentaba a un motor eléctrico ubicado por encima del eje trasero, de 32 kW de potencia y un par motor de 150 Nm. Limitada su velocidad tope a 120 km/h podía llegar a una autonomía de unos 250 kilómetros, mientras que el tiempo de recarga era de entre 6 a 8 horas.
BMW mantenía en esta construcción todo su concepto de alta seguridad, calidad y confort. Mientras que esta unidad se movía por las carreteras en diferentes pruebas, el también presentado E2 era solo concebido para la exposición; quería demostrar una versión algo más grande y aún más confortable como segundo modelo. Media 382 cm de largo.
Dos años más tarde BMW presentó su versión definitiva de este modelo eléctrico. Era 30 cm más largo y de diseño más perfeccionado, lo que permitía más comodidad para los pasajeros. Tanto motor como batería tenían las mismas prestaciones, aún así se trataba de versiones más modernizados tecnológicamente.
BMW lo presentó nuevamente en la IAA de Fráncfort de 1993 para testear la redacción del público, sintiéndose más cerca de una posible producción en serie de este modelo. En aquel entonces el tiempo apretaba, ya que la Ley de California dejó claro que hacía el cambio del milenio se tenían que vender cantidades de coches eléctricos en la región si se quería cumplir con las nuevas normas de contaminación. La ley quería obligar de que en 1998/99 un 2% de todos los vehículos vendidos fuesen de emisión cero, para aumentar la cuota en 2001 al 5% y para 2003 en un 10%. Y se calculaba entonces que otras regiones de América seguirían el ejemplo de California.
Leyes que finalmente fueron boicoteadas por el nuevo presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, responsable del gran retraso en la electromovilidad. Sus políticas dieron al traste con todos los avances de entonces de los automóviles de cero emisiones, volviéndose nuevamente muy atrás en la evolución.
29 Julio 2016
El BMW E1, anterior al i3
por
V. Christian Manz
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